Curioso e intrépido, Montenegro

En los portones coloridos de sus casas coloniales, reposan su sonrisa los montenegrinos.

Montenegro es uno de los municipios más visitados del Quindío, pues es sede del Parque del Café, uno de los parques temáticos y culturales más importantes del país y punto significativo en la producción de café.

Cronicaminos llegó a este paraíso ubicado a solo 20 kilómetros de Armenia, y adornado durante su recorrido, por los colores de las más de 100 fincas turísticas que han fortalecido la economía y afluencia de visitantes al pueblo.

Esta vez, emprendimos ruta después del mediodía, así que las energías estaban activas luego de un buen almuerzo previo.

La primera parada obedecía a una recomendación de algunos conocidos, quienes enamorados de las nuevas tendencias de alimentación orgánica y local, nos llevaron a conocer ‘Entorno, soluciones sostenibles’ un proyecto de cultivos orgánicos con diferentes alimentos, sembrados y cosechados por locales y dirigido a reactivar la economía sostenible en el municipio, allí cargué mi bolsa de tela con algunas lechugas crespa, ajíes de colores, jugosos tomates, un manojo de hierbas aromáticas; este proyecto ratifica la riqueza de la tierra montenegrina y su maravillosa pluralidad.

Continuamos rumbo hacia el municipio y recorrimos bajo el sol la plaza Bolívar además de su icónica iglesia que adorna el cotidiano cielo azul y que, además, es la más antigua e importante construcción religiosa de Montenegro. Cerca a ella, en la misma plaza, se destaca la presencia de la enorme réplica en bronce del indio quimbaya, Cuturrumbí.

En esta mágica visita avistamos en uno de los troncos del parque, una pequeña y curiosa ardilla pueblerina que asomaba su mirada anonadada ante los transeúntes. ¡Este parche, pide café! Y es que por algo se caracteriza el cronograma de Cronicaminos, y es degustar una taza de café en un lugar recomendado por locales.

Los rumores nos llevaron hasta el mirador de Tapao, un lugar mágico ubicado en el corregimiento de Montenegro, Pueblo Tapao y que nos alejó un poco del trasegar urbano para disfrutar de la tradicional bebida en un método de filtrado Dripper. La atención fue muy especial y era el momento preciso para tomar un respiro y disfrutar de esa naturaleza densa color verde oscuro, de la que se jacta el terruño.

Todo durante el camino se acomoda para que a nuestros ojos se instalen las mejores imágenes de cada destino, y fue así como vimos a lo lejos que se acercaba un gigante globo de un verde claro que se imponía sobre las montañas. ¡Maravilloso! Un recuerdo imborrable para quienes disfrutaban de este paseo y para nosotros, que con ilusión, contemplamos como el cielo abría paso al gran navegante del vuelo.

Cayó el sol y la noche se asomó con una brisa maravillosa que anunciaba nuestra partida, ¡Pero esperen!… ¿Y los sabores de Montenegro? . No podíamos retirarnos sin probar los majestuosos manjares que tiene el pueblo para ofrecer, entonces llegamos a café Anatos, un sitio que sin duda en una próxima visita, habrá que visitar en el plan más romántico.

Canelones napolitanos fueron la elección de la noche, que aunque se trata de un plato de entrada, iluminó el paladar con su exquisita combinación extranjera y criolla. Nos despedimos de ti, Montenegro, no sin antes agradecer los brazos abiertos que nos acogieron y cada cuadro maravilloso que compartiste en esta visita. ¡Hasta pronto! 

Por: Catalina Toro Romero
Tomado de: https://www.cronicadelquindio.com/noticias/region/curioso-e-intrepido-montenegro

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